Es lamentable, que la gran mayoría de la población nacional, no esté motivada para realizar uno de los actos sagrados más importantes del sistema de vida costarricense, donde cada cuatro años de manera libre y soberana; a pesar de las maniobras publicitarias y todo tipo de recursos, como el manejo calculado de algunas encuestadoras, hemos logrado elegir a nuestros gobernantes a lo largo de nuestra historia, especialmente después del año 1949.

Es preocupante que candidatos de partidos tradicionales y que han dominado esta palestra política por más de cuatro décadas, no promuevan el nombre de sus partidos con orgullo y con él los ideales y sueños sobre valores cívicos, ecológicos, de familia, etc para los próximos cuatro años; dado que si existe algo chocante en la política nacional es el personalismo odioso y petulante, cuyos estrategas políticos abusan de esa característica, logrando malestar y repulsión hacia sus representados por un amplio grupo de electores.

El jugar de banderas moralistas, ofrecer lo que no les pertenece, crear falsas expectativas, son algunos de los grandes defectos de esta tempranera campaña electoral, que para personas pensantes es engañosa y carente de planteamientos a futuro, al extremo que el mismo Arzobispo de San José, les insta a plantear programas y proyectos serios y racionales, y si a esto le agregamos el saqueo indiscriminado a las arcas del Estado, tres expresidentes cuestionados, de los cuales, dos están encarcelados; las injusticias en las pensiones que han recibido algunos políticos en relación con los demás ciudadanos; la poca o ninguna formación política de nuestros estudiantes de secundaria con un sistema educativo obsoleto de agotadores e inservibles doscientos días del curso lectivo, que sirven de perfecto somnífero junto a muchos estudiantes universitarios, con el lamentable resultado de una ignorancia tal, que convierte en desinterés hacia los verdaderos  problemas que aquejan a la familia y a la sociedad; otro de los elementos que han contribuido a esta triste realidad nacional, es la poca o ninguna participación de los ciudadanos por parte de las autoridades en asuntos de interés nacional mediante el referéndum o plebiscito, en temas tan importantes como son el Tratado de Libre Comercio, que puede convertirse en el arma de doble filo para hipotecar los bienes de las futuras generaciones, el famoso y bochornoso Pacto Fiscal, la privatización con el cuentito de contratos, que quiérase o no cuestionados como el caso de Riteve con la revisión técnica de vehículos, irrespetando los artículos 19 y 20 de la ley de Tránsito vigente; asimismo Alterra con la administración del principal puerto aéreo del País; el negocio oscuro con los aumentos de los combustibles, con impuestos que ahorcan el bolsillo de los consumidores, y que las políticas para hacerle frente a esta crisis energética por parte de gobierno, han sido un pobre maquillaje sin resultados que beneficien a las grandes mayorías pasándole la factura a la ciudadanía; no puedo dejar de lado la eliminación técnica de la recordada canasta básica, con  maniobras arregladas de la tal liberalización de precios en algunos productos, supuestamente por compromisos con algunos financistas de campañas políticas; la transformación del Consejo Nacional de Producción donde las políticas del agro y pesca, han ido en detrimento de la clase trabajadora y de los consumidores, asimismo, la pérdida de valor de los salarios con aumentos injustos y carentes de toda justicia social.

Son justificadas desgraciadamente las razones del porqué la actitud de una mayoría del pueblo costarricense en torno a esta vergüenza política nacional llamada abstencionismo, cuyo detonante puede producir una profunda herida en el corazón de la patria, por eso, cada persona con cédula de identidad, tiene un compromiso con el presente y con el futuro de Costa Rica, es decir, si usted no vota, seguiremos con esta debacle sociopolítica y que el daño que le produce a sus hijos y nietos a futuro, es de grandes proporciones.

Costarricenses, por favor, que nadie se quede sin votar, esta es la única oportunidad que tenemos para cambiar la historia; no nos convirtamos en la generación de la vergüenza; recordemos a los grandes patriotas y pensemos por un momento que espiritualmente, usted puede estar reflejado en esos grandes hombres y mujeres que escribieron páginas de gloria en la Costa Rica de ayer y que hoy, somos los responsables de la Costa Rica del presente y del mañana; QUE DIOS NOS ILUMINE A TODOS.