En varias ocasiones he tenido tristes experiencias con encuestadores que han llegado a mi barrio, dado que ellos no permiten que uno escriba; ellos son los que escriben sin darme garantía que lo que contesté es lo que realmente escribieron; y en un cuestionario con letra pequeña y con ese mecanismo, no se le puede llamar jamás que son de carácter científico, es más,  afirmo que es un verdadero montaje vulgar y manipulador, si no hay veracidad que efectivamente lo que contestó el encuestado realmente es, por eso me pregunto: ¿porqué tanto silencio de los Magistrados del Tribunal de Elecciones?;  ¿acaso no piensan que tarde o temprano estas prácticas puedan convertirse en un bomba de tiempo y que lo sucedido con los hechos de la revolución de 1948 es de triste recuerdo?.

Decían nuestros abuelos que quien paga la música manda el baile, por eso me duele que se siga publicando las encuestas y haciéndole creer a la opinión que es la Santa Biblia y al final del proceso, la gente termina creyendo que es cierto.

Un empleado interino, o que necesita cierta posición en el aparato estatal y cree en las encuestas, generalmente se inclina a ganar y finalmente vota por esa persona aunque en principio su  intención era otra; que peligroso que no haya nada ni nadie que detenga estas prácticas cuestionadas. Los sondeos de opinión en programas de radio en amplitud modulada como LA VOZ DEL PUEBLO de Walter E. Rodríguez y EDUCACIÓN EN MARCHA de este servidor, ambos en Radio Gigante 800AM, como AL ROJO VIVO  en los 98.7FM de Radio Columbia donde los oyentes de manera espontánea llaman al teléfono y señalan el candidato de su preferencia, dando resultados totalmente diferentes al de las encuestas de la prensa escrita, colocando a José Miguel Corrales Bolaños en primerísimo lugar y de manera distante luchando por el segundo lugar entre Oscar Arias y Ottón Solís, casualidad acaso que en tres programas de radio y en dos bandas diferentes los resultados son parecidos y diferentes a las grandes encuestadoras?, a caray, que extraño.

Claro no es un cuestionario con letra pequeñita, ni mucho menos un aparato electrónico que últimamente están utilizando, pero vamos a lo mismo... los encuestadores los manejan y después solo Dios sabe lo que anotaron; por esa razón y muchas más con todo respeto, hago un llamado vehemente al Tribunal Supremo de Elecciones, tomar cartas en el asunto, porque siento que es un juego peligroso y no se debe jugar con la inteligencia de todo un pueblo por más desesperación que haya, al extremo de mandar mensajes a celulares, cartas personales del candidato u ofrecimiento de fiestas de cumpleaños a estudiantes de colegios que cumplan los dieciocho antes de febrero y otras prácticas vergonzosas que lejos de atraer adeptos... los aleja.