Sentir FRACAP

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Hace algunos años, buscando información sobre FRACAP para un artículo, encontré la entrevista que el colega Max Najman, YN1NT concediera a la revista del CREN y en la cual aportaba interesantes datos y anécdotas sobre el origen y la fundación de esta entidad multinacional.

Debo decir que desde que soy radioaficionado y escuché hablar de FRACAP y del superultraarchirecontra famoso emblema que la representa, siempre me causó extrañeza el por qué un objeto que no tiene absolutamente nada que ver con la electrónica y los sistemas de comunicación, ¡un simple clavo!, se hubiera convertido en el símbolo de la Federación de Radio Aficionados de Centro América. En la entrevista de Max Najman, al referirse al clavo dice: Es un honor, pero a la vez es un gran clavo recibir ese cargo. Bien, pues esa es la pura y escueta verdad, aunque quizás no arroje mucha luz al misterio.

Para comprender a cabalidad por qué un clavo es el símbolo de FRACAP, basta y sobra con involucrarse de lleno en la organización de la misma. Hacerlo equivale a muchas horas de reuniones, con amigos y con gente que tal vez si no fuera por FRACAP no conociéramos nunca, equivale a comprometerse personalmente con firmas comerciales a las cuales se le pide que confíen en nosotros si mayores referencias. Es pedir favores que seguramente nunca pediríamos en beneficio de nosotros mismos. Es decirle a la esposa y a la familia que este domingo tampoco podremos salir juntos porque tenemos otra reunión. Es dejar el trabajo diario un poco relegado y prometerle al jefe que nos pondremos al día la próxima semana; es pedirle disculpas por llegar tarde y por salir antes de hora. Es preocuparse de que los asistentes lleguen bien y su estadía sea grata y confortable. Es convertirse en publicista, relacionista público, agente de viajes, promotor de turismo, contratista, diseñador, coreógrafo, anfitrión pendiente de sus invitados en todo momento, guía turístico, la solución a todos los problemas y muchas cosas más. Y solo se puede ser todo esto mediante un acto de fe, voluntad y sacrificio.

Fe y voluntad que se ponen a prueba muchas veces durante la organización de una FRACAP, cuando todos los colegas a quienes pedimos ayuda no responden o están demasiado ocupados y no tienen tiempo o te endilgan una excusa tan pueril, tan absurda, que no sabes si reírte o llorar al oírla. Fe y voluntad cuando te desanimas y empiezas a creer que tal vez sea una locura pretender algo tan grande sin la colaboración de más colegas; pero no desistes, no te rindes, porque renunciar no es una opción; porque te has comprometido y tu palabra vale. Porque a pesar de todo crees firmemente que merece la pena, que las críticas de quienes nada hicieron no cuentan, carecen de valor igual que quienes las lanzan.

De todas formas no estás tan solo. Dos o tres amigos te acompañan y te respaldan, tu familia y la familia de esos amigos te acompañan y te apoyan.

La fecha llega. Hoy es FRACAP. Estás nervioso, cansado, incomodo dentro de tu traje. Sonríes tratando de aparentar un dominio total de la situación. Saludas a los que van llegando. Te tranquilizas un poco cuando ves que los asistentes se divierten, disfrutan y te estrechan la mano para felicitarte. Te sientes agradecido de los pocos amigos que desde el principio e incondicionalmente te respaldaron; de tu familia, que aunque sin compartir tu pasión por la radio sacaron la cara por la radio afición e hicieron el trabajo que por desidia no hicieron quienes en verdad tenían la obligación. Te sientes agradecido a Dios por haberte dado la suficiente dosis de fe, voluntad y sacrifico para no claudicar y aguantar hasta el final.

Te das cuenta de que todo salió bien, de que los asistentes están satisfechos. Y sin que nadie lo note, furtivamente, te acercas a la mesa donde se exhibe el Clavo que resplandece orgulloso bajo las luces. Con disimulo, como si acomodases alguna cosa, posas tu mano sobre él, en un gesto que no es otra cosa que una caricia. En tu boca nace una sonrisa de satisfacción y complicidad, haces un gesto afirmativo con la cabeza porque de repente entiendes las palabras de Max Najman; has comprendido sin lugar a dudas porque el Clavo es el símbolo de FRACAP; y no puedes evitar sentir algo de tristeza, porque tras un año, mañana, el Clavo continuará su peregrinaje eterno por Centroamérica. Por un breve instante percibes un destello más intenso en la pulida superficie metálica; es un guiño del Clavo, su manera de agradecer tantos desvelos; y entonces piensas que cuando regrese a Panamá, dentro de seis años, te gustaría volver a estar allí y atender a ese viejo y entrañable amigo.

JOSÉ GARCÍA A.

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