Calle de la Rosa: Dice la tradición que alli había un ventorrillo cuya dueña se llamaba Rosa y cuando fueron expulsados de aquel barrio, por influencia del beato Simón de Rojas, juntamente los moriscos y las mujeres de mal vivir, el licenciado Gaspar Ortiz, alcalde de casa y corte, mandó cerrar aquella balluca y demolerla, como los demás lupanares que existían allí. Y en este ligar se abrió la calle estrecha y sucia que permanece con el nombre de la ventera |
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