Todos los días está ahí, frente a nuestras caras, bajo nuestras narices. Todos los días lo utilizamos sin pensarlo dos veces. Y no le damos mucha importancia: el sistema de transporte de la ciudad simplemente es algo que está ahí.

Pero hay que ver en el momento en que falla ese sistema el caos que se genera. El carro no arranca, el bus se quedó varado, no aparece ningún taxi, la autopista está bloqueada por un accidente... le suena familiar alguna de estas situaciones? Cuál es su reacción inmediata? Evidentemente, ver cómo diablos se las arregla para ponerse en movimiento lo antes posible.

El sistema de transportes de nuestras ciudades es quizás el elemento más importante dentro de ellas: más importante que los edificios, que el alcantarillado, que cualquier otra cosa. Todos ocupamos movernos de un lado a otro, y hacerlo dentro de un cierto lapso que por lo general es pequeño. Nadie puede escapar de esa realidad: todos nos movemos para trabajar, para recrearnos y para vivir nuestras vidas.

Del simple hecho de que todos ocupamos movernos se deriva la importancia del sistema de transporte dentro de las ciudades. Es por eso que anualmente se gastan miles de millones de colones en mantener nuestras carreteras, nuestro sistema de autobuses, nuestras aceras y cuanto otro sistema ocupe la gente para llegar a su destino. Sin sistema de transportes no pueden existir las ciudades, y la ciudad que ignore la importancia del transporte está automáticamente firmando su deceso.

Por esa misma razón es que todos debemos colaborar para que el sistema de transportes funcione mejor. La mentalidad clásica respecto al sistema de transportes ha sido que el ciudadano es simplemente un usuario, y el que funcione bien es responsabilidad exclusiva del gobierno. Eso no es cierto, y es lo que tiene nuestras ciudades como están. Aunque el gobierno tiene una responsabilidad importante en el sistema de transportes, el que verdaderamente determina si funciona bien o mal es el ciudadano que lo utiliza. Al elegir uno u otro medio de transporte, al aprovechar o desperdiciar la capacidad de nuestros vehículos, y al transitar de una u otra forma por las calles estamos contribuyendo a mejorar su funcionamiento, o a empeorarlo.

La saturación, la contaminación y los accidentes no los causa el gobierno... los causan los usuarios que transitan por las vías. Como usuarios del sistema de transporte no estamos exentos de responsabilidad, es por eso que debemos educarnos y aprender a usar bien este valioso sistema. Además, usar bien el sistema de transportes de la ciudad es divertido... a quién no le gustaría llegar más rapido a su destino y gastar menos dinero haciéndolo?

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