Actividades
de riesgo
En
el campo
En
un edificio o una habitación
En
la montaña
En
el agua (mar, lago, río)
Todas
las recomendaciones para proteger a las personas contra la tormenta se basan en
dos principios: no constituir un blanco para el rayo y no colocarse en
situaciones que tengan riesgo de recibir una diferencia de potencial (tensión)
entre dos partes del cuerpo. En la práctica, hace falta buscar siempre una
situación de mínimo riesgo.
Estas recomendaciones se han deducido lógicamente de las propiedades físicas
del rayo, de los mecanismos de la fulminación, de las características específicas
de las corrientes eléctricas asociadas al rayo. Las recomendaciones siguientes
se aplican al hombre (y a la mujer, claro) y se excluyen la protección de
materiales y equipos porque de eso se trata en otro sitio.
Actividades
de riesgo
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1-
De forma general, se evitarán las actividades en el exterior en el terreno de
actividades al aire libre, deportes o trabajos porque son peligrosos con
tormenta. Tal es el caso de las actividades siguientes: pesca, baño, barco,
ciclismo, golf, alpinismo, así como trabajos eléctricos o reparación de
cubiertas y tejados.
Antes de emprender este género de actividades, es deseable informarse sobre las
condiciones meteorológicas.
En lo concerniente a las actividades que ponen el
cuerpo en contacto con el agua, conviene recordar que el cuerpo mojado es buen
conductor de la electricidad lo que favorece el paso de corrientes relativamente
intensas y peligrosas.
En
el campo
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2-
Es imperativo no guarecerse nunca bajo un árbol, sobretodo si el árbol está
aislado o no forma parte de un grupo de árboles.
Esta precaución es conocida desde hace mucho
tiempo por la sabiduría popular. Se puede demostrar hoy día que los riesgos de
fulminación de un árbol aislado en espacio abierto son 50 veces superiores que
los de un hombre de pie.
3-
En un espacio abierto (campo, prado) no llevar ningún objeto, en particular metálico,
que sobresalga sobre la cabeza: horca, hoz, palo de golf... sobretodo no
cobijarse bajo un paraguas abierto. Cualquier objeto conductor, debe por el
contrario, bajarse o mejor ponerlo en el suelo. La utilización del teléfono móvil,
no entraña un aumento de riesgo porque su antena no sobrepasa la cabeza o lo
hace muy poco. Su volumen, aunque sea metálico, es insuficiente para atraer el
rayo.
El riesgo de fulminación de cualquier estructura aumenta con el cuadrado de su
altura. Un objeto que sobrepasa 1,4 veces la altura de una persona, dobla el
riesgo. Además hay poner atención a los objetos puntiagudos o alargados que
favorecen la caída del rayo.
4-
Las personas que estén en grupo deben separarse unas de otras por lo menos 3
metros para evitar el riesgo de una chispa lateral entre ellas..
El riesgo de fulminación de una persona puede propagarse
a sus vecinos por una chispa que atraviesa el espacio entre personas muy próximas.
A este fenómeno se le llama “rayo lateral”.
5-
Conviene apartarse de cualquier estructura metálica, sobretodo torretas,
postes, cierres para no ser víctimas de una electrocución por “tensión de
contacto”.
Estos accidentes se producen cuando una
persona cuyos pies están en contacto con un suelo poco conductor, toca un
objeto metálico con tensión dando lugar a una diferencia de potencial entre la
estructura y los pies y una corriente eléctrica que atravesará el cuerpo. Este
fenómeno se produce cuando la estructura es fulminada.
6-
Por igual motivo, conviene no guarecerse en una cabina telefónica exterior y
por supuesto tampoco telefonear desde ella con tiempo tormentoso.
Si la línea telefónica es aérea, puede ser
alcanzada por el rayo o electrizarse por un rayo próximo. Aunque ese fenómeno
se produzca lejos de la cabina a varios kilómetros, la sobretensión se
propagará por la línea y alcanzará la cabina.
7-
No permanecer de pie con las piernas separadas, ni caminar con grandes zancadas.
Podemos resultar conmocionados o incluso electrocutados por una “tensión de
paso”. La mejor posición consiste en poner el cuerpo como un ovillo en el
suelo después de habernos cubierto con algo aislante como por ejemplo un plástico
seco. Aunque no se disponga de esa cubierta aislante, la posición acostada con
las piernas dobladas es la de mínimo riesgo.
¿Qué
es la tensión de paso? Supongamos que una persona se encuentra en las
proximidades de un impacto de rayo al suelo como a unos 50 metros. La corriente
del rayo se desliza por la tierra donde se difunde alrededor del punto del
impacto. Debido a la resistividad eléctrica del suelo, este desplazamiento
origina un “gradiente de potencial” lo que significa que entre dos puntos próximos
situados en la superficie del suelo va a aparecer una tensión
lo que significa que si en el sitio hay un animal o una persona, entre
sus patas o piernas se establece una tensión que produce una corriente de
derivación con riesgo de fuerte conmoción o la muerte, especialmente en el
caso del ganado. Esa tensión de paso es proporcional a la resistividad del
suelo y a la intensidad de la corriente del rayo y es inversamente proporcional
a la distancia con relación al punto de impacto.
8-
Cuando nos sorprende una tormenta en pleno bosque, no se puede evidentemente
estar bajo los árboles. La posición de menor riesgo es la de apartarse lo más
posible de los troncos y evitar la proximidad de ramas bajas. Esto minimiza la
posibilidad de ser alcanzado por las tensiones de paso o de contacto.
9-
Las cuevas de piedra son buenas abrigos así como una iglesia o una capilla pero
si estos edificios no están provistos de pararrayos conviene no tocar ni
apoyarse contra un pilar o un muro. Un automóvil cerrado (que no sea
descapotable, claro) o un techo de plástico constituyen una excelente jaula de
Faraday. Conviene bajar la antena de la radio si hay una. No conviene
abrigarse en un hangar, cuando éste esté hecho de un tejado metálico
soportado por vigas de madera. En efecto, si un rayo cae cerca del hangar,
incluso sin que lo toque, el campo eléctrico intenso que lo acompaña produce
tensiones que puede producir arcos eléctricos dentro del local. Este riesgo no
existe si las vigas son metálicas.
En una casa o habitación |
10-
Evitar ciertas actividades en el interior de los edificios, sobretodo en las
casas de campo por los motivos expuestos en 6. Se recomienda no telefonear
aunque no debe disuadirnos de hacerlo en casos de urgencia grave: Se trata de un
riesgo calculado. Recordemos que el móvil no tiene peligro.
11-
En una habitación sin protección interior contra el rayo (incluso en una casa
con pararrayos), evitar tocar objetos metálicos como tuberías y grifos de
agua, tomar un baño o una ducha, tocar los electrodomésticos. La única manera
de suprimir todo el riesgo en el interior consiste en realizar una
“equipotencialización” de todos los objetos metálicos, es decir
interconectarlos por uniones conductoras. Esta operación es sin duda asunto de
especialistas en sistemas de protección contra el rayo y debe ser confiada a un
instalador autorizado de pararrayos.
12-
Si no hay dispositivos de protección como pararrayos, se recomienda desconectar
la corriente de la red doméstica y el cable de antena del televisor alejándolo
al menos un metro del aparato. Un televisor desprotegido y sin desconectar puede
“implotar” por una sobretensión produciendo riesgo para las personas en la
habitación.
En
la montaña
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13-
Los alpinistas se encuentran a menudo en cumbres o aristas particularmente
expuestas al rayo. La primera precaución evidente que deben tomar
es alejarse de esas puntas o aristas con los primeros signos de una
tormenta sobretodo si se oye ese
ruido de zumbido como el de abejas que es característico del “efecto
corona”.
14-
La mejor forma de protegerse es refugiarse en un entrante en la roca lo más
grande y profundo que se pueda.
15-
Incluso al abrigo de un golpe directo, hay que tener en cuenta diversos riesgos
de fulminación indirecta por tensiones de paso o de contacto. A 15 metros de la
cima, esas tensiones son ya peligrosas y hay que descender al menos 50 metros
para reducir el riesgo. Una precaución evidente es no apretarse contra una
pared para no exponerse a diferencias de potencial especialmente producidas en
fallas húmedas. Mantenerse alejado por lo menos 1,5 metros.
16-
Es peligroso abrigarse en pequeñas cuevas o anfractuosidades porque al estar de
pié en la entrada se puede disparar un arco eléctrico entre el techo y la
cabeza y apoyándose en el fondo puede haber corrientes derivadas. Mantenerse
agachado lo más lejos posible del techo, de las paredes y del fondo.
17-
Una conmoción eléctrica, incluso ligera, que no dejaría huella en otras
circunstancias, puede por sorpresa o por pérdida momentánea del control
muscular provocar una caída grave. Estos accidentes secundarios son frecuentes.
En
el agua (mar, lago, río)
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18-
Sobre una gran superficie de agua, un barco (sobretodo un velero) constituye un
objeto destacado y por lo tanto un punto de impacto muy probable. En una barca o
un barco sin mástil, lo mejor es volver con urgencia a la orilla.
19- En un barco provisto de mástil, éste puede ser alcanzado
como si fuera un pararrayos. Conviene asegurar la continuidad entre el mástil y
el agua.
Un velero moderno está equipado con mástil metálico. Los obenques son cables
metálicos cuyos anclajes son estructuras también metálicas que corren a lo
largo del barco. En estas condiciones, esta superestructura constituye una
especie de jaula de Faraday que asegura una buena protección. Si el casco fuera
también metálico, las corrientes se deslizarían fácilmente al agua y si es
de materia sintética, conviene fijarle una o dos cadenas a la cintura metálica
y hundir la otra extremidad en el agua. Esto es suficiente para conseguir una
buena “toma de agua”. Una solución más elegante consiste en unir la base
del mástil al lastre del barco por un conductor instalado de una vez por todas.